viernes, 15 de octubre de 2010

MARC Y EL POLICIA (fragmento de la novela "Marc la sucia rata" de Jose Sbarra)

-Tenía que ser usted... Dígame qué está haciendo en esta esquina. -¿Prefiere que le cuente la verdad o que le responda algo que usted pueda creer? -No intente confundirme y dígame qué está haciendo acá. -Estoy esperando a una chica. -Justo aquí, frente a la central de policía. ¿Cómo se le ocurre hacer una cita en este lugar? -De la misma manera que se me ocurriría hacer una cita en otro lugar. -¿Entonces por qué no se le ocurrió citarla en otro lugar? -Fue ella la que me citó a mí. -Y no vino. -¿Cómo lo sabe? -Porque lleva más de una hora en está esquina. -Su informe es correcto, oficial. -El comisario general lo ha visto desde su ventana y ha preguntado quien es ese sospechoso. -Dígale que no tiene porqué preocuparse, que soy yo esperando a una chica. -Pero usted está completamente loco. -Sí, desde que era un espermatozoide. Entre nosotros, oficial, ¿usted cree que vendrá? -Usted está loco. -Eso ya está aclarado, oficial, lo que le pregunto es si cree que ella va a venir. -El que hace las preguntas soy yo. -Esa frase la sacó de alguna serie de televisión -Es imposible hablar con un loco. -Depende, oficial, hay locos y locos. -Terminemos. -Eso es lo más sensato que le he escuchado decir. -Terminemos. -No hace falta que lo repita, le dije que era lo más sensato que le escuché, pero tampoco es una genialidad como para andar repitiéndola, oficial. De todas maneras, como usted dice, "terminemos”, esto no da para más. Yo seguiré aquí esperando a mi chica y usted puede ir tranquilo a explicárselo a todas las unidades. -¿Usted cree que me ha convencido con esa absurda historia de que espera a una chica frente a la central de policía? -No quiero que piense que la voy de sagaz por la vida, pero en ningún momento lo vi muy convencido. -Dígame qué está haciendo acá. -Si le digo realmente por qué estoy aquí me lo va a creer menos que la historia de la chica. -¿O sea que me mintió? -No exactamente. -¿Qué quiere decir con eso de "no exactamente"? -Que no es que le haya mentido sino que no quise alterar su equilibrio mental Esa historia de la chica me pareció lo más acorde a su estructura de pensamiento. -Terminemos. -Eso ya lo dijo antes y después empezó de nuevo. -Porque usted le ha mentido a la policía. -Pero, oficial, ¿qué esperaba que hiciese? El día que todos le digamos la verdad a la policía va el mundo entero a la cárcel, menos la policía, claro. -¿Qué dice? -Nada importante, oficial, estaba reflexionando en voz alta. -¿Reflexionando? -Sí, es una costumbre que tenemos los desuniformados. -Dígame de una vez por todas qué está haciendo frente a la central de policía. -¿Antes o después? -¿Antes o después de qué'? -¿Antes de que llegara usted o ahora? -Antes. ¿Qué estaba haciendo, antes, en actitud sospechas frente a la central de policía? -Estaba esperando que me matara una bala perdida. -Eso es lo más inverosímil que he escuchado en toda mi vida. -¿Ve? Lo que a usted le parece inverosímil, para mí es lo más natural. No hay caso, oficial, usted y yo no vamos a entendernos jamás. -Desaparezca inmediatamente de mi vista. -¿Desaparición instantánea como de ciencia ficción?, ¿o puedo irme caminando? -Hágalo como quiera, pero ya mismo. -Si llego a desaparecer como en las películas de ciencia-ficción a usted lo internan. -Váyase. -Me voy, pero cierre los ojos y cuente hasta ciento cincuenta porque yo camino despacio, oficial.

domingo, 10 de octubre de 2010

Las familiares tela arañas ahi en el techo

Las familiares tela arañas ahí en el techo, me retumba la cabeza de tanto escabio hasta me puse el piyama y ya es de mañana. Mi ropa nocturna ahí en el sillón, el cuarto inmóvil. Estamos en el ascensor del dpto. a ella le gusta la textura de mi campera y se asombra de encontrarme suave cuando mete su mano debajo de mi ropa. La cabina asciende y yo noto la presencia impaciente de sus pezones sobre mi pecho.-No- Mejor estoy en mi departamento y la minita rubia se pasea envuelta en una sabana. Sentado en mi suerte de escritorio intento redactar una nota, es la chica de mi amigo y me la dejo sin ropa (toda una presa). Las sabanas se les resbalan un poco con cada movimiento, y la maldita lo hace con toda intención. Ahora esta asomada a la ventana y me habla desde ahí sonriendo. Abandono la nota voy a quitarle de una vez la sabana. La verdad que lo que estaba calentándome era el hecho de que sea la mina de mi amigo y que tenía la sabana puesta. –Maldición, no encuentro una buena imagen- Las tres chicas entran al baño y yo estoy revisando mi aspecto nasal frente al espejo, no las conozco. Le quito la cerveza a una de ellas –no me importan las caras, no tienen caras-. Una de ellas me sostiene la cadera y va y viene con buen ritmo, la otra esta desabotonándome la camisa y yo sigo empinando la cerveza, pero ahora vamos en un auto a toda velocidad. Adelante alguien conduce y una conversación transcurre con total normalidad, atrás nosotros nos estamos divirtiendo pero sobre un moquet tullida en un amplio departamento y probamos todas las posibles combinaciones. -Pero esto ya me aburrió- mejor es la amiga de mi vieja que al final nunca le hice nada. Ella es quien toca el timbre de mi casa y yo estoy hablando por teléfono en calzoncillos, le abro vuelvo a la cama y antes de tomar el tubo le digo que puede mamármela, de a ratos le acaricio la nuca está entre mis piernas y me rio de las historias que me cuentan del otro lado del aparato, viajando en adrenalina. Pero mejor volvamos a la chica del ascensor, un polvo de esos resbalosos contra los azulejos bajo la ducha… y las familiares tela arañas ahí en el techo, algo retumba en la cabeza con tanto whisky y tal dureza tengo el estomago arruinado por una semana. Me pongo un pucho en los labios y lo enciendo plácidamente. Empieza a sonar el cel.