miércoles, 30 de junio de 2010

Mendoza y Caferata La Noche de un Cielo Cubierto (transcripción de un manuscrito perdido)

Y para finalizar, solo dos palabras: GRACIAS - Culminaba el programa radial de cabecera, el clásico de trasnoche en el departamento de Mendoza y Caferata. Como noctámbulo observador desde el privilegiado primero B y el cielo naranja, que a tras luz de las lámparas de ambas calles, diminutas gotas de una garúa le compitàn en número y casi en estética a las noches estrelladas. Pero esta no es una de ellas, el silencio y lo desértico del paisaje, del asfalto húmedo. Porque el boliche de la esquina ya hace rato que cerro, y el semáforo esta intermitente, y los cordones de las calles en calidad de aristas forman triangulo a la calle desierta desde mi perspectiva. Ni un solo, solitario caminante, la parada del trole empapada de frió y aburrimiento. El silencio que inimaginablemente se apodera de Mendoza y Caferata. Por que no pasa la K, y hace rato que no pasa y parece que tampoco va a pasar, los cables del bus eléctrico no vibran y eso siempre es augurio de que no anda cerca. Por ahí se escuchan pasadas de algún que otro bondi, por alguna que otra esquina a 60 o 70, sin chancees para un no buen aventurado aspirante de pasajero urbano. No hay caso el tiempo pasa y me gana la modorra no así el sueño y no puedo dejar de mirar desde el primero B el paisaje urbano de Echesortu. La inclemencia del tiempo hace a esto del silencio, obviamente, porque seguro que el silencio en algún momento es siempre roto por algún pernotador que tiene un poco de bohemio y un poco de vándalo (como los sujetos del barrio) con algún grito o algún canto una noche cualquiera. Pero no, esta noche no. y no merma la llovizna finita que apuesto que desde afuera se debe hacer sentir y sobre todo en junio. Y de repente se prende una luz, la de la panadería, que veo sin hacer esfuerzos porque radica justo en la manzana opuesta a la de mi esquina. Cargo el termo para tomar el bien ponderado té verde y acomodo apuntes, libros, para continuar el estudio. Y vuelvo la mirada al esquina, como lo hice toda la noche con destellos de perplejidad y todo sigue ahí como antes si novedades; el trole no paso, el semáforo sigue intermitente, la llovizna sigue igual, nada rompió el silencio y ningún caminante rompió el paisaje. Me pierdo entre anotaciones, apuntes, tabaquitos y tasas y más tasa de té y más cigarrillos. Hasta que de repente pasa el trole o el 121, no lo vi., de espalada. Y nada, todo sigue igual solo que ya hay alguien en la parada. Y al tiempo pasa un auto por Caferata así como quien viene de la Terminal y un rato más, y un par que vienen por Mendoza desde el lado avellaneda. Y así como cuando empieza a llover una gota después otra y otra y mas gotas y estalla en lluvia así pasa en esa esquina con los autos, los bondis, el trole y la gente que va y viene de la parada es como una bomba que irrumpe un poquito antes del amanecer con llovizna o sin ella en Mendonza y Caferata.

2 comentarios:

  1. MUY BUENO! QUE DESCRIPCION TAN DETALLADA DE UNA SIMPLE NOCHE..

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  2. SIMPLY WHAT A SOUL SHINING IT CAN DESCRIBE.. An,,

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